viernes, 6 de enero de 2012

Primer mundo. Ezequiel Fernández.

En la torre más alta del mundo, Burj Khalifa, 828 pisos que costaron más de 4000 millones de dólares, los asistentes escucharon que siete millones de niños mueren anualmente de hambre. Una muerte cada cuatro segundos, agregó el informe, leído en el Pavillion Armani, al pie del hotel que está dentro de la torre, y cuyas habitaciones cuestan unos 1000 dólares la noche. La ONG Save the Children recibió aplausos, mientras desde la Fuente de Dubai, que costó 800 millones de dólares, los chorros de agua llegaban hasta el piso 50 de la torre. La subasta de camisetas firmadas por grandes cracks recaudó unos miles de dólares que fueron donados a la ONG que protege a la niñez. La sexta Conferencia del Deporte Internacional cerró la Audi Night Football, el 28 de diciembre en Dubai, con el premio al portugués Jorge Mendes como mejor agente de 2011 por segundo año consecutivo. Los clubes más poderosos del mundo, de Real Madrid a Manchester United, negocian con él. Mendes ya no sólo controla a técnicos y jugadores. Ahora, según las últimas denuncias, maneja clubes a través de fondos de inversión y es investigado por la FIFA. Es el nuevo dueño de la pelota.

La camiseta que más dinero logró en la subasta de Dubai fue la de Lionel Messi (10.000 dólares). Pero Globe Soccer, organizadora de la velada, premió esa misma noche a Cristiano Ronaldo como mejor futbolista del año. "No tengo dudas de que Ronaldo será el mejor jugador de la historia, más desde que pasó a ser dirigido por José Mourinho, el mejor entrenador de todos los tiempos." Los elogios de Jorge Mendes se entienden. Representa a ambos. El DT y el crack de Real Madrid lo llamaron del mismo modo cuando Mendes fue premiado en el Globe Soccer de 2010: "Big brother". Son las dos joyas más preciadas de la escudería de Mendes. No las únicas. También es suyo el colombiano Radamel Falcao, fichaje récord en la historia del fútbol portugués, transferido por 40 millones de euros al Atlético de Madrid. El club, que debe más de 200 millones de euros, desmintió que Falcao haya sido adquirido con dinero del Doyen Group, un fondo de inversión que en España casi todos vinculan con Mendes. Al fondo le abrió las puertas para otras operaciones Miguel Ángel Gil Marín, hijo del ex presidente Jesús Gil y Gil y máximo accionista del Atlético. Al Porto no le importa quién paga. Su éxito, al fin y al cabo, "está en el mercado". Lo dijo, también en Dubai, Jorge Nuno Pinto da Costa, presidente del club, que debe a Mendes casi todas sus operaciones. Ya lejos de "Silbato Dorado", una denuncia de compra de árbitros en la temporada 2003-04 de la que finalmente fue sobreseído, Pinto da Costa ganó esa misma noche el premio a la trayectoria como dirigente deportivo. En la edición de 2010 ese premio había sido para Gil Marín. Los hinchas del Atlético todavía se ríen.

Futbolista mediocre, Mendes vio que a la cancha del Lanheses, un equipo de la tercera división portuguesa, le faltaba publicidad estática. Dejó la pelota y se dedicó a los negocios. Antonio Alberto, ex compañero de equipo y socio en un videoclub, fue su primer representado. Y su socio en la discoteca Alfandega, el arquero Nuno, fue su primera operación. Lo vendió al Deportivo La Coruña de su amigo el presidente Augusto Lendoiro, miembro del jurado que premió a Mendes en Dubai. Mendes entró en las "Grandes Ligas" en agosto de 2003, cuando Manchester United pagó algo más de 18 millones de euros por Cristiano Ronaldo, que tenía entonces 18 años. La operación derivó en una demanda por estafa que aún hoy se ventila en los tribunales ingleses. La agencia de representación inglesa Formation acusa a Gestifute, la firma de Mendes, con la que tenía un acuerdo de reciprocidad, de haber omitido que cobró una comisión de 1,8 millones de euros. El expediente judicial -según publicó The Guardian- desnudó de qué modo transfiere futbolistas el Primer Mundo: que Formation fue casi "obligada" por el club Sporting Lisboa a asociarse con Mendes cuando averiguó por Cristiano Ronaldo que Ronaldo estaba casi transferido al Arsenal por 9 millones de euros y que casi todo el dinero de la comisión oficial pagado por el United fue a manos de Umberto Branchini, un agente italiano amigo de Mendes, también miembro del jurado de Dubai que votó por el portugués.

Al año siguiente, con Mourinho DT de Chelsea, Mendes ubicó en el club inglés del magnate ruso Roman Abramovich a los jugadores Ricardo Carvalho, Tiago Mendes y Paulo Ferreira por algo más de 50 millones. Ganó una comisión de 2,9 millones de euros. Formation tampoco pudo recibir allí su mitad. Descubrió que Mendes había cobrado casi toda su comisión a través de una segunda Gestifute. Gestifute International Limited, con sede en Irlanda. Formation ya no hacía falta. Al Manchester United, al que Mendes le vendió a Nani y Anderson, le colocó en 2010 al desconocido Bebé por 9 millones de euros, más de un tercio de los cuales fueron para su bolsillo. Bebé no jugó casi nunca y fue prestado al turco Besiktas. Mendes convirtió al fútbol portugués en su formidable centro de negocios. Allí llegan también cracks de América del Sur que luego son vendidos por cifras mucho mayores que los grandes de Europa. El gran dinero, sin embargo, no va exactamente para los clubes, sino para los fondos de inversión que compran y venden esos jugadores. Global Soccer Investment (GSI), Global Soccer Agency (GSA), Soccer Fund Invest, Benfica Stars Fund son sólo algunos de los nombres de fondos mayoritariamente asentados en paraísos fiscales y de composición desconocida, aunque bajo sospecha de que entre sus integrantes hay dirigentes que benefician su bolsillo y no la tesorería del club.

Panenka , una nueva e interesante revista de fútbol en España, escribió en su primer número de octubre, en un amplio informe sobre Mendes, que "la Argentina fue pionera" en el tema. ¿Cómo olvidar la venta de Gonzalo Higuaín vía el club suizo Locarno a Real Madrid, un negocio fabuloso para la firma HAZ del empresario israelí Pini Zahavi y no para River Plate? ¿Y cuando el fondo MSI, con sede en las Islas Vírgenes Británicas, compró a Carlitos Tevez a Boca Juniors? En un brillante artículo de agosto pasado, el periodista David Conn publicó documentos que desnudan la batalla judicial que libran en los tribunales de Londres oligarcas beneficiados con las privatizaciones en Rusia y que en su momento compartían la ficha de Carlitos. Tevez, cuyo último contrato con Manchester City le reportaba 250.000 dólares por semana, pero ahora busca nuevo club, es un negocio que Boris Berezhovsky, exiliado en Londres, reclama a la familia del fallecido millonario georgiano Arkadi "Badri" Patarkatsihvili, a la que acusa de haberlo estafado, junto con el iraní Kia Joorabchian, agente de Tevez. Berezhovsky también demandó en Londres por otra estafa al famoso dueño del Chelsea, Abramovich. Cuentan que el desfile de abogados de poder, guardaespaldas y autos de lujo el día de audiencia en el tribunal hizo recordar a la película Promesas del Este.

Su amigo Mourinho ya no está en el Chelsea sino en el Real Madrid de Florentino Pérez. Del oligarca ruso Mendes pasó a la Casa Blanca. La compra de Ronaldo por 94 millones de euros fue la cumbre. Pero también ubicó allí a Pepe, Carvalho, Angel Di María y, último fichaje, Fabio Coentrao, un lateral portugués que costó 30 millones. Su último juguete, el fondo Quality Sport Investment (QSI), le provocó problemas. La FIFA anunció una investigación después de que el QSI compró al Benfica al arquero Roberto por 8,6 millones de euros para cederlo al Zaragoza, que tiene una deuda de 134 millones. Mendes salió a aclarar que sólo es asesor del fondo, algunos de cuyos miembros, según trascendió, serían dirigentes de clubes españoles. Un miembro seguro es Peter Kenyon, ex dirigente de Chelsea, y la sede del fondo es Islas Jersey, uno de los tantos paraísos que, según economistas, sirven a la City inglesa para enviar las finanzas-basura que han hecho estallar la economía mundial. El quincenario español Diagonal pidió en su último numero imaginar que los clubes son los partidos políticos; los fondos, los bancos, y los futbolistas, los miles de millones de euros. "Obtendremos las razones por las que esta democracia -cerró el artículo- está tan secuestrada como el propio fútbol."

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