martes, 1 de febrero de 2011

I WANNA BE AN FC. Raúl Román - Informe Robinson, habla del Ciudad.


A estas alturas es muy probable que sepan cómo y por qué surgió el Football Club United of Manchester, FC, “efsí”, para sus seguidores. Si no, lo refrescamos: viajemos a 2005. Malcolm Glazer, multimillonario estadounidense, judío, de origen lituano, se hace con la mayoría de las acciones del Manchester United, contra la opinión y oposición de la práctica totalidad de la afición. La familia Glazer también había comprado en 1995 el equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers, y hay que reconocerlo, habían ganado la Super Bowl, primera del club, en 2002.

Pero un grupo de aficionados convoca una asamblea. Deciden que no les gusta que su club sea comprado por un magnate, como no les gustó que hubiera sido convertido en una sociedad anónima. De la asamblea surge la decisión de crear un club: el FC United, que comienza desde lo más bajo, la 9ª División inglesa (hoy ya militan en la 7ª).

(Inciso: los amigos del C.A.P. Ciudad de Murcia, a los que ha gustado mucho el reportaje, han emprendido un camino similar al del FC, desde las cenizas de los extintos Ciudad de Pina y Ciudad de Lifante. Un saludo y un empujón desde aquí. Seguiremos su pista).

Los aficionados del FC United odian a los Glazer, como casi todo el mundo en Manchester, al menos los aficionados de siempre del gran Man United. Acuden en tropel a los partidos. No paran de animar y de cantar (aquí podrás echar un vistazo a su británico ingenio: http://www.fcunited.ru/en/songs.php ). Viajan con el equipo siempre que pueden. Venden bufandas y memorabilia para sufragarse. Y beben cerveza, pero (casi) nunca meten la pata. O sea: disfrutan. Y adoran a sus chicos.

Los chicos son Ben Deegan, el chaval lleno de tatuajes bajo la camiseta, que vive en las afueras de la ciudad, muy en las afueras, al que sus compañeros adoran porque no para de hacer bromas. Sus abuelos maternos son rusos: si te fijas en sus planos en la entrevista, verás que tras él aparecen unas matrioskas (las muñecas huecas rusas que cada una contiene otra igual más pequeña en el interior, a veces hasta el infinito), una herencia familiar. Ben trabaja colocando ventanas. Y tiene un acento endemoniado que a veces recuerda al de, por ejemplo, Brad Pitt en “Snatch”.

Son Carlos Roca, que trabaja como asesor teléfonico de seguros e inversiones, que tiene un padre mallorquín (en realidad, el padre de Carlos pasa largas temporadas en Palma), adora al Barça y mataría por jugar en la Liga. Y al que le gustaría conocer a David Silva, que ahora vive en su ciudad porque fichó por el City, para enseñarle la noche mancuniana.

Son Nicky Platt, el centrocampista que se dedica a adecentar un campo de golf, y que nunca pensó, cuando vivía en Liverpool y adoraba al equipo de Anfield, que algún día se enorgullecería de la pasión que iba a despertar en unos aficionados de siempre del United. Resulta casi enternecedor escuchar a Nicky.

Son Sam Ashton, el chico de 24 años que juega de portero, que tiene una preciosa niña de dos años. Llegó a debutar en la Premier con el Bolton, casi como favor que le hizo su entrenador a petición suya, según confiesa. Sam, con la eterna sonrisa que siempre decora su rostro, trabaja enseñando a jugar al fútbol a niños discapacitados. Y le encanta.

A nosotros nos encantó conocerlos a ellos y a su club. Comprobar que hay un grupo de aficionados al fútbol contrarios a que los clubes sean tratados como empresas, como sociedades anónimas (no paraban de poner como ejemplo a Real Madrid o Barcelona, como entidades privadas propiedad de sus socios, lo que para ellos debería ocurrir también con su pese a todo querido Man United). Una especie de aldea gala a lo Astérix que resiste rodeada, que pugna por crecer y que, es mi sensación, se ha llegado a convertir en una incómoda china en el zapato de los Glazer. Vivir con ellos su historia de “matagigantes” en la Copa inglesa (no desvelemos lo ocurrido, para los que no hayan visto el video), y su pasión.

Para los que se interesen por su futuro más cercano: el club planea construir un nuevo estadio (ahora no lo tienen propio) en un barrio, Newton Heath, donde se creó el originario Manchester United, como equipo de ferroviarios, en el s. XIX. Para ello han creado un imaginativo sistema de financiación que pretende también involucrar a los vecinos de la zona, un área bastante deprimida, que se vería beneficiada por el establecimiento del FC en el barrio. El modelo, bautizado comoCommunity Shares, esta explicado en la web del club, y pretende ser exportado a cualquier entidad que se interese por él. (http://www.fc-utd.co.uk/communityshares ).

Sólo nos quedó la decepción de no haber podido hablar con ninguna voz autorizada del Manchester United (es muy posible que el reportaje esté cojo por ese lado, pero no será por falta de tentativas de nuestra parte). A cambio, el placer de haber podido saborear algo muy parecido al sentido real que uno le imagina al juego de fútbol, en su esencia más británica. Haber cantado con ellos lo de “aiguonabíanefsí”. Y, en lo más personal, haber tenido la suerte de trabajar de nuevo con el tan creativo como resolutivo realizador Juan Porres, y con Adolpho Canhadas, estratósferico cámara. Como un antiguo anuncio de Philips: mejores no hay (http://valelapenaescuchar.blogia.com/2010/121701-navidades-philips-mejores-no-hay.php).

Ver original

No hay comentarios: