viernes, 22 de octubre de 2010

Ser anti-capitalista. ¿Una conducta punible o una conducta plausible?

Para las masas alienadas, y aún más en esta Murcia cateta y vulgar, ser anti-capitalista es sinónimo de radicalismo o extremismo. Quizá lo sea, puesto que es una oposición radical contra la dictadura del capital.

El problema viene cuando el sistema usa a sus lacayos a sueldo para criminalizar al anti-capitalista. Ya que las empresas y los medios fuerzan a los gobiernos a crear leyes contra quien se opone a su sistema de miseria para nuestro planeta y la humanidad.

La policía y jueces no dudan en no morder la mano que les da de comer y de una forma vil y mercenaria arremeten contra los intelectuales, trabajadores y estudiantes opuestos a la barbarie.

Multas, listas de anti-sistemas, persecución en los lugares de trabajo, montajes policiales..
No son pocas las armas que tienen para debilitar nuestro espíritu revolucionario, con el fin de que acabemos formando parte del rebaño, actuando como un borrego más, viendo a una sociedad esclava de la estética en mujeres, hombres y viceversa, dando una vuelta por la plaza de las flores, tan "bonita" con su monumento fascista, y acabemos ahogados en alcohol en Boutique o Plaza3, quedando para el espíritu revolucionario el que nos ofrece el nuevo peinado de Fama Revolution.

¿Pero puede un ser racional ser feliz sabiendo, según un informe de la ONU, que muere un niño cada tres segundos y mientras ver que París Hilton se gasta 325.000$ en manicuras y chorradas para sus perros? ¿Puede estar el hombre tranquilo viendo como el planeta tierra se muere por un sistema económico que no entiende de desarrollo sostenible y necesita agotar lo que la pachamama nos ofrece?

La respuesta en un principio sería negativa, ¡No se puede ser feliz sabiendo eso!
Pero el capitalista cateto podría argumentar que él no es París Hilton y que recicla para conservar el planeta, y todo eso vestido con ropa cosida por niños de 7 años en Yacarta y obviando que cada español genera media tonelada de basura al año.

Luego está el capitalista "culto", él te hablará de la libertad individual, aunque esta sea en detrimento del bien colectivo, y lo hipócrita que sonará hablar de la libertad individual cuando te compran y venden en el mercado laboral, y la única libertad que tienes como individuo es vender tu fuerza de trabajo, en ocasiones, aderezada con años de estudios, que te servirá para subsistir tú, empobrecer al mundo y enriquecer, en el mejor caso que no tengas jefes y trabajes para ti, a bancos y multinacionales.

Ante todo esto, lo mejor sería dejar de leer y coger un AK47, ir al banco, comisaria o ayuntamiento más cercano y vaciar el cargador. ¿Lo mejor? ¿Para quién?

En nuestro contexto espacio-temporal la violencia sólo nos lleva a arruinar nuestras vidas, y además sería un genial argumento para los mass media, políticos, jueces y policías vendidos al capitalismo, en su afán de criminalizar un pensamiento tan digno como necesario en esta Murcia y en este mundo de locos.

¿Pero qué nos queda? ¿Poner la otra mejilla? ¿Mirar para otro lado? ¿Refugiarnos en la lectura y salvar el mundo en los bares? Si yo lo supiese no estaría aquí escribiendo.
Pero una cosa está clara, hay que crear un continuo de cultura anti-capitalista, hablar con la gente y no menospreciarlos por su condición de borregos orgullosos.

Para vencer al capitalismo hay que leer, aprender a exponer nuestro pensamiento, en definitiva, tener argumentos plausibles y no cometer actos punibles.

Sirva como ejemplo Hugo Chávez, el actual Presidente de Venezuela cometió un acto punible en pro de su pueblo y paso un tiempo en la cárcel, años después y tras reflexionar, prefirió atacar con argumentos plausibles, e hizo de un país con un 82% de analfabetos (ahora del 13%) un nuevo país de seres racionales, solidarios y que creen en un mundo más justo.

Para terminar os dejo con un vídeo hecho sobre una conferencia de David Harvey, donde explicaciones magistrales como esta nos pueden servir para crear esa conducta anti-capitalista en plausible y no punible.

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