lunes, 27 de septiembre de 2010

Para ti mamón, que trabajarás el 29-S. Por el Nega.

El 29 de septiembre la clase trabajadora se juega mucho más que una reforma laboral

Haces las horas extra sin rechistar, le ríes las gracias al jefe y eres lo que Berltolt Bretch denominó con pluma sabia, analfabeto político. No sabes, no escuchas, no te preocupas por nada ni nadie que no sea tú mismo. Asistes al circo político siempre como espectador, como público. Disfrutas de la función en la lejanía y lo único que pides a cambio es que nunca te falten unas pocas palomitas con las que llenar tu tripa boyante. Eres un número, una tuerca más del engranaje y por supuesto fuiste de los subnormales que colgaron la bandera rojigualda en tu balcón (que en realidad todavía es del banco) durante el mundial. Eres de los que cuando algún compañero de trabajo rebelde critica al jefe, justificas al explotador argumentado aquello de si tú fueras jefe harías lo mismo, tan mezquino eres. Aunque la política rige tu vida de manera determinante la repudias, la desechas, la alimentas con tu analfabetismo político y tu desprecio hacia los que luchan. En el fondo no es desprecio, tienes un miedo terrible que te paraliza, que bloquea tus sentidos y te domestica, y subes a la escalera como la cabra cuando suenan los acordes del organillo patronal. Miedo a perder el trabajo, miedo a no encontrarlo, miedo a ser señalado, miedo a no ser uno más, un miedo terrible a perder la comodidad anónima de pertenecer al grupo, al rebaño.

Dices que tienes miedo a perder tu trabajo, que tienes que pagar facturas, el colegio de los hijos, la letra del coche. Te preguntas con cínica diplomacia para qué servirá esta huelga. Lo que yo me pregunto es dónde se encuentra tu límite, es decir, hasta dónde estarías dispuesto a aguantar por conservar tu trabajo. ¿Trabajar 14 horas diarias? ¿Trabajar sin contrato? ¿Trabajar 7 días a la semana? ¿Trabajar a cambio de comida? ¿Si un día el jefe te pidiera una felación a cambio de mantener tu puesto de trabajo se la harías? Busca las rodilleras y el enjuague bucal, tienes que pagar facturas ¿no? ¿Dónde se encuentra tu límite? ¿Hasta dónde eres capaz de soportar para que llegue ese punto en el que digas basta? ¿Cuando llegará ese día en el que te hierva la sangre? ¿Será que tienes horchata y no sangre?

Dices que la huelga no servirá para nada, que nunca sirvieron para mucho, pero olvidas que huelgas generales como la del 88, sirvieron al menos para retrasar esta ofensiva neoliberal que ahora sufrimos. La huelga de los trabajadores del metro de Madrid sirvió para que no les rebajaran sus sueldos. La del 2002 sirvió para recortar en parte el decretazo del Partido Popular: a diferencia de las dos mencionadas, no fue masiva y salvaje y por tanto no se pudo hacer recular a la oligarquía, ese día abundaron los mamones como tú. Dos más dos son cuatro y las huelgas funcionan si son masivas y salvajes, desde luego que si nadie las secunda porque piensa que no valen para nada, efectivamente, la huelga general del 29 de septiembre no servirá para nada.

Dices también que eres vasco y que ya hiciste tu huelga en junio, que Comisiones y UGT tardaron mucho en convocarla. ¿Y? A la patronal se la suda si eres vasco, ecuatoriano o de Tomelloso, las medidas contra la clase trabajadora se aprueban para todo el conjunto del Estado Español. Además te recuerdo que tu huelga general de junio, no consiguió derribar los planes del gobierno, ¿tan pronto tiras la toalla? Como dice Brecht necesitamos a hombres y mujeres que no luchen una vez, sino que luchen toda la vida, esos son verdaderamente imprescindibles: ¿No crees que sería interesante plantearse acudir ahora de nuevo a la huelga con el resto de trabajadores del estado, sumando más fuerzas? Una huelga nunca es suficiente ni está de más compañero y necesitamos al pueblo trabajador vasco que con tanta firmeza enseñó los dientes en otras luchas históricas. Suena a topicazo de lo más manido pero la unión hace la fuerza, bien lo sabe el enemigo.

Luego está el mamón radical. El mamón que se auto-ubica tan a la izquierda y es tan sumamente revolucionario que dice que no hará huelga el 29 porque opina que los sindicatos son unos vendidos y que esta huelga no servirá para nada, que él sólo acude a huelgas si son revolucionarias e indefinidas. Que no os deslumbre su palabrería y su retórica incendiaria, en el fondo es el más mamón de todos, el más pelota, el más domesticado ya que nunca hace nada y espera sentado su revolución radical: en cada foro o página política de internet hay un par de estos capullos integrales. Es el alienado consciente, el payaso más grotesco de toda la función, el bufón de la corte que predica su morralla incendiaria en un desierto de soledad y condiciones objetivas. Se trata de ese mamón seudo-marxista que olvida premeditadamente y a conciencia que esta huelga general no la convocan únicamente los sindicatos serviles o amarillos, también se han sumado infinidad de sindicatos, colectivos y partidos políticos de impecable trayectoria. Olvida también lo más importante: las huelgas las convocan los sindicatos pero las hacen los trabajadores y las trabajadoras.


La clase obrera nos jugamos mucho más que una reforma laboral injusta, se está cuestionando el propio sindicalismo, herramienta básica de los trabajadores. Hasta la derecha más recalcitrante y a diferencia de en otras ocasiones anteriores, está en contra de la huelga: si ésta fracasa será el golpe de gracia, la barra libre definitiva, la vía abierta para convertir a los asalariados en esclavos, en cifras, en robots inanimados completamente dóciles y sumisos. Y el 30 de septiembre, si la huelga es masiva y los trabajadores desbordamos con nuestra movilización a las centrales sindicales y al gobierno, el citado mamón pondrá su mano manchada de esperma de tanto masturbar al patrón para recoger el fruto de la lucha de otros, de los que se jugaron el puesto de trabajo y también tenían que pagar el colegio de los hijos o la letra del coche, de los que perdieron el miedo y enseñaron los dientes. Pasado el 30 de septiembre, sea cual fuere el resultado de la lucha, cuando la patronal abone las nóminas a primeros del mes de octubre, la del mamón estará completa, no habrá perdido un solo céntimo de euro aunque en realidad haya perdido algo mucho más importante que no se puede medir ni pagar con dinero:
la dignidad. Y como enseña la bellísima Billy Elliot, cuando a primeros de mes el mamón haga su cesta de la compra, le recriminaremos con rabia: ¿qué, llenas bien tu carro esquirol de mierda?

Dicen que el que no llora no mama, pero un sindicalista de base, de clase, de esos de los que ya quedan pocos, de los imprescindibles, me contestó que el que no llora no mama, pero el que mama es un mamón y que la única lucha que se pierde es la que no se libra.

Nos vemos el 29 de septiembre en los piquetes, ningún esquirol con dientes.

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