martes, 13 de octubre de 2009

Olvidar el pasado es olvidar a nuestros muertos. Allende vive.

Yo les digo a ustedes, compañeros, compañeros de tantos años.

Se los digo con calma, con asbsoluta tranquilidad.

Yo no tengo pasta de apóstol, ni pasta de mesías. No tengo condiciones de mártir.

Soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado.

Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer a la voluntad mayoritaria de Chile.

Sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás.

Y que lo sepan.

Dejaré la moneda, cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera.

Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada, y que esta noche cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tenemos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño al hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria.

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