sábado, 25 de abril de 2009

25 años de la Revolución de los Claveles

Murcia, 25 de Abril de 2009, un día soleado y aparentemente normal, pero con mucho que recordar, la historia negra del fascismo vuelve a planear sobre nuestras cabezas en forma de recuerdo, y es que hoy se cumplen 25 años de la "Revolução dos Cravos", la Revolución de los Claveles, el golpe de Estado que acabó con cuarenta años de dictadura en Portugal.

Siente emoción al ver como un país recupera el poder y la democracia, y a la vez vergüenza de nuestra transición monárquica, con un presidente "democrático" fascista elegido a dedo, y la insultante impunidad hacia los asesinos fascistas que aun siguen victoriosos en altos cargos de la judicatura, guardia civil, policía, empresas, etc.. y honorados en nuestras plazas y calles.

A disfrutar:

Los antecedentes

Los portugueses pasaban por tiempos difíciles toda vez que se habían desatado revueltas armadas en varias de sus colonias y la guerra se estaba volviendo bastante impopular, no sólo a nivel de la sociedad civil sino en el seno de las fuerzas armadas, debido además a los privilegios que los oficiales de alto rango tenían por sobre los suboficiales. El dictador fascista Salazar había muerto en 1973 y su sucesor era Marcelo Caetano, quien se dedicaba a continuar la línea conservadora y represiva del régimen.
Aburridos de vivir en una sociedad donde no pasaba nada, y temiendo un desangramiento mayor debido a las guerras coloniales, los suboficiales del ejército portugués comenzaron a planear un golpe de Estado para terminar con la dictadura. Se forma así el MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas).
El 16 de marzo el regimiento 5 de Infantería de Caldas de Rainha marcha sobre Lisboa con la intención de acabar con la dictadura, pero es una acción aislada y fracasa de inmediato. El MFA toma nota del hecho para evitar cometer los mismos errores. La acción, por lo tanto debiera ser simultánea y a nivel nacional. Esta compleja operación logística que, además, debe ser llevada en absoluto secreto es planeada por el mayor Otelo Saraiva de Carvalho. Se debe trabajar rápido para evitar que se descubra todo y, además, se sabe de la intención de un golpe de extrema derecha dirigido por altos mandos fascistas del ejército.

Los conspiradores se coordinan con locutores y técnicos de Rádio Renascença para emitir canciones que significan distintas órdenes: "E Depois do Adeus" es la señal de estar listos. El tema "Grândola, Vila Morena" es la orden de acción. El día 24 de abril, en el diario vespertino "República" sale la siguiente nota: "El programa 'Límite' que se transmite entre medianoche y dos de la mañana ha mejorado mucho (…) su calidad hace que sea de audición obligatoria". Es la señal cifrada para que, la noche del 24 al 25 todos los puestos rebeldes tengan sintonizada esa radio para esperar las canciones que significan el inicio del asalto.

A las 22:48 una falla técnica saca del aire a Rádio Renascença. Todos los conspiradores quedan en vilo, pues es el único medio confiable para recibir órdenes. Sin embargo, diez minutos después la señal se reestablece y se escucha el tema "E Depois do Adeus". Sigilosamente, las fuerzas rebeldes se preparan para actuar.
A esa hora, en un café de Lisboa un grupo de soldados está sentado a una mesa. Le preguntan al garzón si va a cerrar temprano y él responde que sí, "pues mañana es día laboral".
-Puede que mañana no tengas que trabajar. ¡E incluso en el futuro puede que el 25 de abril sea un día festivo! -Le responde uno de los comensales. El mozo los mira extrañado y se encoge de hombros.

Se escucha la canción

A las 00:20 del 25 de abril, en la radio se preparan para emitir el segundo tema para dar marcha a la operación. Sin embargo el locutor, que ignora los planes, se larga a leer una interminable tanda comercial. Los radiocontroladores le hacen señas desesperadas pero el hombre sigue hablando. Desesperado, uno de los técnicos corta de un golpe la transmisión y echa a correr la cinta con "Grândola, Vila Morena". Es la señal de ataque.
Sigilosamente, en todo Portugal, los suboficiales van apoderándose de los cuarteles y detienen a los mandos superiores. Le explican a la tropa lo que está sucediendo y la inmensa mayoría se pliega al movimiento. Sabiendo que la información es vital para el éxito del golpe, los primeros objetivos son las radioemisoras y la televisión.
A las 3:30 se da la primera señal de alarma a las fuerzas de gobierno, pero las autoridades ignoran el hecho. Los rebeldes tienen intervenidos todos los teléfonos de los principales lideres fascistas del país, y ven con agrado que aún no se sabe nada del golpe en marcha. Mientras tanto ya se han ocupado puntos estratégicos, cuarteles y carreteras. Recién hacia las cuatro de la mañana se da una alerta oficial acerca de tropas que marchan sobre Lisboa.

Comienza a existir inquietud en el puesto de mando del MFA, pues no se sabe nada acerca de la columna que iba a tomar el aeropuerto de Lisboa. Se espera que una vez ocupado este lugar se haga la proclama oficial del levantamiento. A las 4:20 se recibe el mensaje en clave: "Nueva York ocupada y conquistada". Esto significa que el aeropuerto está bajo control, el espacio aéreo portugués queda cerrado.
Teniendo bajo control a la aviación, a varias ciudades y puntos estratégicos, y con muchos regimientos que rápidamente se pliegan a la revuelta, se emite por radio el primer comunicado para todo el pueblo:

"Aquí el puesto de comando del Movimiento de las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas llaman a los habitantes de Lisboa a mantenerse en sus casas y conservar la calma. Esperamos sinceramente que la trascendencia de la hora que vivimos no sea marcada por ningún incidente, para lo cual apelamos al buen sentido de los mandos de las fuerzas militarizadas para evitar confrontaciones con las Fuerzas Armadas. Estos enfrentamientos, además de innecesarios, podrían causar tragedias personales que enlutarían y criarían divisiones entre los portugueses, lo que hay que evitar a toda costa. Pese a la expresa preocupación de no hacer correr la más mínima gota de sangre de cualquier portugués, apelamos al espíritu cívico y profesional de los médicos, esperando su concurrencia a los hospitales para prestar su eventual colaboración la que, deseamos sinceramente, sea innecesaria"

Nada de peroratas triunfalistas, amenazas ni discursos patrioteros. El mundo estaba ante un hecho sin precedentes, un golpe de estado dado por un ejército que quería instaurar la democracia y hasta ese momento no había disparado ni un tiro.

Claveles para los soldados

A las cinco, una llamada despierta al dictador Caetano: "¡Señor presidente, la revolución está en la calle!" El mandatario se refugia en el cuartel de Carmo, en Lisboa.
Hacia las seis de la mañana una columna blindada a cargo del capitán Salgueiro Maia ocupa el centro de la capital. Como dato curioso, y quizá como reflejo del espíritu de esta rebelión, los tanques van parando en las luces rojas y respetando los discos pare. "Estamos aquí para derrocar al gobierno" le dice el capitán a un periodista que se acerca. El grupo ocupa el barrio cívico de Lisboa. Los fascistas envían a dos unidades a repeler la ocupación pero en vez de atacar se unen a los sublevados. Poco después, otro grupo de infantería y tanques avanza sobre los rebeldes. El capitán Maia sale a enfrentarlos solo, con un pañuelo blanco, para intentar convencerlos de que se unan al movimiento. El brigadier a cargo de la columna ordena a un artillero disparar sobre el capitán. La situación es demasiado chocante y el subalterno se niega. El oficial entonces ordena a toda la columna que abran fuego sobre Maia, que los espera solo en medio de la calle. Ninguno de los soldados obedece y el brigadier opta por escapar, mientras el grupo se pone voluntariamente bajo las órdenes del capitán.

Maia (de brazos abiertos) se enfrenta a los blindados

Se le informa a Maia que Caetano está en el cuartel de Carmo, así que avanza con su gente hacia allá. En el camino se les interpone una unidad de infantería. Nuevamente Maia sale a enfrentarlos y les pregunta: "¿Qué vienen a hacer aquí?" El jefe de la unidad contesta: "Tenemos órdenes de tomarlo prisionero. Pero en realidad estamos con la revolución". Los infantes se unen al grupo que avanza hacia Carmo.

"Nada más maravilloso puede ocurrir en la vida de una persona"

A esa hora ya casi todo el ejército estaba en marcha junto con el alzamiento, y las unidades que no lo apoyaban estaban rodeadas en sus cuarteles. El comando fascista recién se había podido consolidar hacia las diez de la mañana e intentaba lanzar un contraataque. Se le ordena al buque "Almirante Gago Coutinho" entrar en la bahía de Lisboa. Los rebeldes descubren la acción y se refugian en las arcadas de los edificios. La posibilidad de una lluvia de bombas sobre el centro de Lisboa puede causar cientos de víctimas y comprometer el éxito de la operación. La nave de guerra fondea pero la orden de disparar nunca llega. Es mediodía y aún no hay ningún balazo ni ningún herido.

El pueblo portugués comienza a salir a las calles a celebrar. La radio transmite una y otra vez comunicados del MFA donde se les solicita que permanezcan en casa pues hay peligro, pero nadie hace caso. Salgueiro Maia llega al cuartel de Carmo acompañado de una multitud que grita y canta. "Al llegar había personas que me ofrecían las ventanas de sus casas para colocar ametralladoras en posiciones dominantes y otros que eran simples espectadores y cantaban el himno nacional hasta enronquecer. No se puede describir el ambiente que se vivía allí, era tal manera bello que después de esto, nada más maravilloso podía ocurrir en la vida de una persona". Recordaría el capitán.


El pueblo apoya a los rebeldes

El cuartel es rodeado y se le solicita la rendición, la que es rechazada. Desde el centro de comando del MFA, llega la orden de disparar sobre Carmo. Temiendo que los disparos sean contestados sobre los civiles, Maia le pide a la población que se retire pero la multitud lo ignora. Para evitar desgracias, sólo dispara una ráfaga de armas ligeras sobre el segundo piso del edificio.
Nuevamente no hay respuesta a la rendición. Paralelamente, Caetano se contacta con los rebeldes vía telefónica. No quiere entregarle el poder a un simple capitán y se acuerda hablar con el general Antonio de Spínola, que apoya el alzamiento. Maia, por mientras, ha instalado un tanque frente al cuartel y se dispone a disparar. "Uno.. dos…" y en ese momento dos mensajeros se atraviesan en el campo de tiro del vehículo. Son dos enviados del general Spínola, que van a negociar con Caetano. Maia los deja entrar al cuartel. Caetano acepta entregar el poder al general, pero dentro del edificio.
Maia ingresa al Carmo a hablar con Caetano. Teme que sea una maniobra dilatoria. El dictador le dice que no quiere que el poder "caiga a la calle". El capitán piensa para sí que hace rato que el poder está en la calle, que es el pueblo quien lo ha tomado. El general Spínola demora mucho en llegar pues su auto es retenido por la multitud eufórica. Finalmente logra entrar al Carmo, Caetano renuncia a la presidencia y tiene que ser sacado en un coche blindado pues la gente que está afuera sólo quiere lincharlo.
En el cuartel de la policía política (la 'PIDE') los efectivos, furiosos por la caída de su presidente, abren fuego sobre la multitud y se desencadena un tiroteo con resultado de cuatro muertos y decenas de heridos. Serían las únicas víctimas del golpe de Estado. A las 19:50 se anuncia oficialmente el éxito de la revolución. Son detenidos la mayoría de los ministros y autoridades del régimen fascista.

Ganaron los buenos

En la madrugada del día 26, hacen su aparición en TV los integrantes de la Junta de Salvación Nacional, compuesta por oficiales de alto rango y comandada por el general Antonio de Spínola. A muchos les molesta que estos señores se hagan del poder mientras que los capitanes y suboficiales que han dirigido el golpe y estado en la calle arriesgando el pellejo no figuren. En la mañana de ese día se rinden las últimas fuerzas fascistas y hacia mediodía se comienza con la liberación de los presos políticos.
La Revolución de los Claveles no sólo termina con cuarenta años de dictadura, sino que es un giro mayor en la historia portuguesa: se pone fin a cinco siglos de colonialismo. Se elabora un plan de independencia progresiva de los territorios de ultramar y se instaura la democracia.

En lugar de aprovecharse del poder, el MFA crea una nueva constitución, de cariz socialista, que es aprobada en 1975 y en 1976 asume el primer gobierno democrático: Ramalho Eanes como presidente y Mario Soares como primer ministro.
Los capitanes que han dirigido el golpe rechazan honores y poder, optando algunos a cargos de elección popular. El capitán Salgueiro Maia sigue con su carrera militar, también negándose a aceptar cargos políticos. Muere de cáncer en 1992, a los 48 años.



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