Con el nuevo texto, estas personas y asociaciones podrán solicitar a la administración catalana que investigue dónde están sus parientes desaparecidos, y, si se encuentran, recuperar sus restos o adecuar el lugar con algún elemento recordatorio.
La Generalitat paga, y por eso se reserva el derecho a decidir si hay que exhumar los cuerpos o limitarse a dignificar el lugar donde yacen. Esa es la preferencia de la administración, como apuntó la directora de Memoria Democrática del Ejecutivo, Maria José Bono, en enero. Su dirección no tiene una dotación presupuestaria específica para esos cometidos, pero si un cálculo sobre lo que pueden costar estos trabajos: Una exhumación piloto en Gurb (Barcelona), realizada el año pasado, permitió calcular que una actuación de este tipo cuesta unos 40.000 euros, y la identificación de una persona unos 1.000.Desde 2003, además, la Generalitat elabora un censo de desaparecidos a petición de los familiares, que la nueva norma también sanciona. La lista cuenta, de momento, con 3.113 casos de desaparecidos, y de ellos 152 han sido localizados. La dirección estima que no todos los familiares pedirán la exhumación, así que cuenta con unas 3 acciones de este tipo al año. Sólo el PP se ha opuesto a la aprobación de la ley, que ha contado con el apoyo de los grupos que apoyan el tripartito y de Convergència i Unió (CiU).
El ponente de CiU de la ley, Santi Vila, ha subrayado por eso "el deber de Memoria ejercido con responsabilidad en Cataluña, contra la dinámica fraticida propia de la cultura política española que llevan a cabo PSOE y PP".
No hay comentarios:
Publicar un comentario